Hace 25 años, luego del terremoto de 1985 en la Ciudad de México, nació el grupo de rescate conocido como "Los Topos", que con el tiempo adquirió reconocimiento mundial. Héctor Méndez "El Chino", uno de sus líderes históricos, cuenta la historia del movimiento y confía que la clave es no tener miedo, pues por ahí se cuelan las enfermedades y el fracaso
En cada salida histórica luego de algún desastre que involucra vidas humanas, Los Topos se reúnen en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. En enero del 2010, trascendió que diputados priistas les pagaron sus boletos de avión con rumbo a Puerto Príncipe. Como en otras ocasiones a la cita llegan recomendados que no pertenecen al grupo, en busca de alguna experiencia trascendental. A los neófitos se les informa lo siguiente:
1. No hay pago alguno. Se trata de un trabajo humanitario.
2. No sabemos si vamos a regresar vivos, así que debemos renunciar a la vida.
3. No sabemos dónde vamos a dormir; no sabemos siquiera si vamos a dormir.
4. No hay hotel, no hay privilegio alguno, no vamos de turistas.
5. No se paga cuota de nada, nadie vive de esto. Vamos a rescatar gente viva o a sacar muertos de los escombros. Y a regresa como llegamos.
Tras conocer las condiciones algunos la aceptan pero otros se regresa por el lugar que llegaron. Pocos se internan en esa ruta donde se pondrá a prueba su valentía, sus valores, y en la que tendrán que renunciar a todo para lograr el objetivo final de ayudar al prójimo sin otra recompensa que no sea la de deber cumplido.
El edificio Nuevo León“La mañana del 19 de septiembre de 1985 estaba a punto de irme a correr al cerro cuando escuché la noticia del terremoto. En ese tiempo vivía en Ecatepec, Estado de México y recuerdo que dije a mi mujer: ´¿sabes qué? me voy; ahí tienes dinero, por allá hay algunas joyas, luego nos vemos… no se cuándo regrese”, apunta el Chino sobre el origen del famoso grupo de rescate.“Al llegar a Nonoalco y Guerrero topé con un convoy del Ejército en busca del edificio Chihuahua y me ofrecí a llevarlos. Llegando a Reforma, corrí al edificio Nuevo León”.Sin embargo no bastaban las ganas de comenzar a trabajar pues en medio de la confusión, el Ejército y encargados de Protección Civil impedían en un inicio que cualquiera se sumara a las labores de rescate. “Me metí en un agujero por donde miraba una pared con manchas de sangre y estaba pensando cómo hacerle para comenzar a buscar, cuando llegó un militar y apuntándome con su rifle me sacó de ahí. Más adelante otro grupo intentaba sacar a una persona de un elevador y al llegar a su auxilio, también me corrieron”. La intención del ejército era evitar la rapiña, sin saber que los rescatistas voluntarios, sólo deseaban apoyar.
En una situación como la que se vivió en Tlatelolco las oportunidades de ayuda no fueron escasas. Al final unos jóvenes militares condujeron la energía del rescatista en ciernes en el rescate de una señora sepultada por escombros. Entre cuatro lucharon desde las 10 de la mañana hasta las siete de la noche, hora en que la salvación se consumó. “Era una tabasqueña que tenía la cadera del ancho de una mesa. Y salió por un pinche agujerito que no entiendo como le hicimos“, relata el oriundo de la colonia Guerrero. En situaciones así, se mezclan las oraciones al Santo Niño de Atocha con el coraje adquirido y el amor al prójimo. “La montamos en una cobija, yo la iba jalando y un militar la empujaba de las nalgas, no sin algo de pena. La señora tenía fractura expuesta en un brazo y en una pierna. Se agarró de mis pelos y pujando, con gritos de dolor, la sacamos. Afuera ya esperaban una turba de seudo rescatistas que comenzaron a pelearse a la seño... los muy buitres, pero sólo lograban lastimarla por lo tuve qué empujar al menos a un par”, dice emocionado "El Chino" al recordar su primer rescate.
Sentado en un edificio en ruinas, bebiendo café con las manos adoloridas por el esfuerzo, el personaje no sabía que esa labor lo llevaría a recorrer el mundo en los siguientes 20 años. En aquellas interminables jornadas Méndez conoció a algunos de los que después formarían el grupo de rescate más famoso y quizás el más suicida del mundo. El primero de ellos fue Francisco Villanueva Medina, “El Doctor” (fallecido en el 2004), quien como Director General Médico de Rescate, coordinó a las decenas de voluntarios, bautizó a ese grupo como “Los Topos” y de paso se convirtió en su primer líder. Durante dos semanas, "El Doctor" Villanueva —hijo de un boxeador y de una médico cirujano— y "Los Topos", lograron rescatar a 13 sobrevivientes y más de 150 cadáveres. Un año después del terremoto el Estado mexicano premio a "El Doctor" con tres reconocimientos a su heroísmo. Del mismo modo el gobierno de Miguel de la Madrid galardonó a Héctor Méndez con los premios al "Heroísmo a la Juventud, Solidaridad Social y Valor Heroico".
Al segundo día de rescates en Tlatelolco se dio otro encuentro afortunado cuando “El Chino” pretendía sacar a una madre embarazada, impedido por un pedazo de concreto sobre el pie de la mujer. Ante el reto al que se enfrentaba “llegó un guey con patas de charro y overol azul que me empezó a hablar tan rápido, que no le entendía. Ese brother sabía mucho de cómo remover escombros grandes. Se llama Juan Vidal ´El Viejo´ con quien hasta la fecha hemos hecho equipo”.La experiencia de la ciudad de México en 1985, enseñó a "Los Topos" a funcionar en condiciones extremas con los más altos niveles de adrenalina, dopamina, endorfina en su sistema nervioso, lo cual explica que puedan comer y dormir poco o nada. Conforme pasaban los días, la confianza crecía y el adjetivo devino verbo. “Nos metíamos a topear, en casas, edificios... donde nos llamaran para buscar a gente viva o muerta. Juan Vidal sabía demasiado de rescates, era ´Don chingón´. A mi se me daba muy bien hacer un plan de rescate, tener la cabeza fría virtudes aprendidas del doctor Villanueva. Porque el éxito de cualquier rescate es planear”, sentencia Méndez.En aquellas jornadas se fueron sumando "La Vicky", "La Guajolota", "La Barbie", y otros más que formarían la base del grupo que los últimos 20 años salen a cada conflicto que se presenta.
El Tour de los ToposDiez minutos antes del mediodía del 10 octubre de 1986, inició en San Salvador un terremoto 7.5 grados Richter que devastó parte de la capital. Las cifras oficiales señalaron más de mil 500 fallecidos, un centenar de desaparecidos, 10 mil heridos de diversas gravedades y otros 15 mil sin hogar y trabajo, con sesenta mil viviendas y tres mil negocios dañados. Fue la primera prueba de la brigadas de rescate mexicana.
El apoyo del grupo también se dejó sentir en la construcción y auxilio de albergues en Santa Catarina, Nuevo León, tras del paso del huracán Gilberto, en septiembre de 1988. Dos semanas después partieron hacia Nicaragua donde el huracán Juana (o Joan) de escala 4 asoló el país centroamericano, al cual llegó el cuerpo de rescate mexicano, en el que debutaba el joven León Esquivel, sobreviviente del terremoto de 1985. Tras del furioso vendaval, los Topos de la Guerrero, se quedaron algunas semanas ayudando a reconstruir viviendas en las pequeñas islas que fueron afectadas.
Una serie de negligencias y un derrame de combustible en el drenaje profundo, provocaron una serie de explosiones en el Sector Reforma de Guadalajara el 22 de abril de 1992. Más adelante, el que ha sido catalogado como el más devastador terremoto de los últimos años en Japón (7.3 grados), sacudió la tierra en abril de 1995. "Los Topos" con algunas bajas y miembros nuevos, acuden tanto a Jalisco como a Kobe en el que significó el primer viaje fuera del continente americano del grupo.El 9 de julio de 1997 fue la fecha que eligió el destino para mover a Venezuela y provocar al menos un centenar de muertos, siendo la más afectada, la población de Cariaco, en el Estado de Sucre. En esa oportunidad el trabajo de "Los topos" es bloqueado por autoridades de protección civil venezolanas, pero de cualquier modo los mexicanos lograron burlar la estúpida vigilancia y rescatar cadáveres de un edificio a medio derruir. La acción les provocó problemas con la autoridad venezolana que buscó detener y encarcelar al grupo de voluntarios.
El 23 de mayo de 1998, un movimiento telúrico de 6,8 grados en la escala Ritcher, y 40 segundos de duración devastó grandes extensiones en el centro de Bolivia, donde hubo más de 60 muertos, un centenar de heridos y millares de desaparecidos. Las ciudades de Totola y Aiquile fueron literalmente borradas y casas con dos o tres siglos de antigüedad, reducidas a tierra y grava. En esa ocasión, sólo Héctor Méndez acudió al auxilio representando al equipo tricolor que tiene mucho corazón y en las ruinas lo demostrará.
En enero del 2001 de nueva cuenta El Salvador vuelve a ser víctima de un temblor de grandes dimensiones. Ahora fueron 7.6 los grados Richter, 45 los segundos de duración, y 172, de los 262 municipios del país sumidos en el caos. La mayor destrucción se centró en la zona residencial La Colina, al sur de la ciudad de Nueva San Salvador o Santa Tecla, donde un alud cayó sobre las casas y sepultó a medio millar de inocentes. En esa ocasión llegó un nutrido grupo de entusiastas rescatistas mexicanos que comandaron la ayuda internacional en las peliagudas labores de auxilio.Apenas dos semanas después, la ciudad de Bhuj en la India, fue el epicentro del mayor terremoto que se recuerde en la India y Pakistán, donde el número de víctimas se calcula en más de 8 mil. Los rescatistas mexicanos, regresaron a México de El Salvador, para viajar, vía París, hasta la India. Por esas fechas ya eran expertos en todas las tareas que implican el rescate y, en ese sitio son atendidos y reconocidos como verdaderos héroes, lo cual facilita y estimula su labor.En septiembre del 2001 se cumplió la tercera salida en un año. La caída de las Torres Gemelas de Nueva York era el sitio urgido de primeros auxilios. Pero la policía de Nueva York impidió cualquier asomo de ayuda e incluso sacaron a "Los Topos" a patadas de la zona cero. Sin embargo, los bomberos de la ciudad si tomaron en cuenta la ayuda y experiencia del grupo y los dejaron trabajar con ellos.
El nuevo siglo se ha caracterizado por la multiplicación de las mega tragedias. El huracán Katrina que asoló Nueva Orleans. El terremoto de 6,3 que el 26 de diciembre del 2003 mató a más de 40 mil personas en la histórica ciudad de Bam, en Irán, donde el 60 por ciento de los edificios quedó destruido, en el treceavo terremoto de grandes dimensiones en ese país, en las últimas tres décadas y a donde los Topos se hicieron presentes. Fueron también a Taiwan donde han sufrido al menos una docena de sismos mayores de 6,2 grados en el último sexenio.Fue Taiwan donde la valentía de los rescatistas se puso a prueba pues seguía temblando cuando llegaron. Entre todos decidieron que la situación era muy crítica pues ante sus ojos los edificios se seguían cayendo. Al final regresaron, siendo esta la primera vez que eran vencidos por el miedo.
Lo peor el Tsunami“Confieso que en Taiwan todos los rescatistas nos cagábamos de miedo, pues nunca dejó de temblar. Sin embargo la peor tragedia a la que me ha tocado asistir, sin contar lo de Haití, es el Tsunami”, acepta “El Chino”. A las complicaciones de llegar al aeropuerto de Indonesia, a los pocos recursos existentes, se sumaba el temor de algunos de contagiarse de alguna epidemia. A uno del grupo le dio diabetes y otro más se regresó. En el aeropuerto, los grupos de rescatistas europeos permanecían paralizados acampando, junto a un grupo de niños de la calle de La Lagunilla, a los que el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, financió el viaje, pues según ´iban a auxiliar en las labores de rescate´.
Al ver el triste y amenazador panorama, "Los Topos" no se doblaron. Siguieron de frente, se treparon a un camión del ejército y llegaron a Banda Aceh, la capital de la provincia de Aceh, una de las ciudades más importantes de Indonesia y que resultó de las más afectadas. Al equipo de mexicanos se sumó un alemán que preguntando por “los mexicanos locos”, los localizó y se integró. El plan de trabajo fue antes que nada limpiar el mercado del pueblo, “pues es el centro de cualquier región” dice convencido el rescatista. Limpiar de muertos el mercado de Banda Aceh les llevó 20 días y de ahí, a las calles. El Ejército de Indonesia los miró tan decididos que se pusieron a sus órdenes en las labores para las que ellos estaban destinados. Los dotaron de decenas de bolsas y sólo recogían los muertos que "Los Topos" iban dejando en las carreteras. Así durante 20 días, respirando el aroma más fétido de nunca jamás.
Ser un topoA las dificultades intrínsecas a la profesión, se suman las acusaciones desde la burocracia o la envidia. “Dicen que no respetamos las cadenas de mando, pero sólo en algunos casos es cierto pues no se respeta a quien, con una actitud envilecida e ignorante, bloquea las labores de rescate“. El año pasado en Pisco, Perú, se enfrentaron a bomberos de aquella localidad por una situación semejante. Incluso los peruanos mandaron un boletín a todas las asociaciones de Protección Civil para que tuvieran “cuidado con los Topos mexicanos”. Súmele a eso los problemas en los aeropuertos y en los traslados, problemas internos por la actitud de algunos novatos, problemas familiares de las parejas hartas de los abandonos. Y la resistencia de algunos nativos a aceptar ayuda de cualquier foráneo. En casos como esos, se suavizan cuando les hablas en su lengua materna por lo que en todo este tiempo, “El Chino” aprendió otros idiomas o al menos a soltar unas cuantas algunas frases en árabe, japonés, inglés, francés, italiano, ruso, indonesio o maya.
Viajar a la zonas de desastre ya no es un problema pues por lo regular reciben ayuda de parte de funcionarios del Gobierno Federal, o del Gobierno del DF. También se suman a su causa las compañías aéreas Mexicana o Aeroméxico. En contraparte han recibido rechazos como en mayo del 2007 cuando las autoridades chinas evitaron que "Los Topos", auxiliaran a las víctimas de los terribles sismos en las provincias de Wenchuan y Sichuan y ni la intervención de funcionarios mexicanos, logró que la embajada China otorgara el aval para que pudieran viajar.
Los ToposHector Méndez “El Chino”.
Juan Vidal “El Viejo” o “La abanderada”.
Carlos Méndez, “El Charly”, hermano de El Chino, vive en Nonoalco.
Edmundo Delgado Ramírez, “El Diputarado” o “Mundo”. Fue diputado local por el PRI y tiene un gym en la Bondojo.
Rafael Rocha Morales “El Rocha”.
Héctor Daniel Díaz “La Pava” o “La Guajolota”
Francisco Villanueva Medina “El Doctor” o “El Negro” fallecido en el 2003
Félix Arcos “La Chachita”
Enrique Islas, experto en corte con soplete.
Javier Saldivar “El Jarocho”
Enrique Sotomayor.